domingo, 2 de mayo de 2010

¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO CON LAS PRIMERAS COMUNIONES?

En una sociedad de tradición católica como la nuestra, contamos con valores cristianos enraizados en nuestros genes y cultura, pero al mismo tiempo, arrastramos algunas costumbres festivo-religiosas llenas de connotaciones secularizantes, que han invadido el espacio de la celebración de los sacramentos de la fe. Una prueba perfecta de esta confusión son precisamente las primeras comuniones. Estamos de acuerdo en que no deben reducirse a una fiesta social de puesta de largo de los niños, ni convertirlas en el día de la “vanidad” para satisfacer el deseo de ostentación y las ganas de exhibición de los mayores. Pero la situación que nos encontramos cada año es la misma, la claudicación de la Iglesia ante la maquinaria de consumo, fiesta y deformación celebrativa del sacramento.
Los niños han participado en la catequesis para ser discípulos del Señor, con el que desean entrar en comunión de vida por la participación en la Eucaristía, la mesa de la Palabra y del Amor, el banquete pascual, la ofrenda de Jesucristo muerto y resucitado. El niño que vive por primera vez esta celebración extraordinaria, tiene derecho a vivirla sólo desde la fe, como experiencia feliz de encuentro con el Señor y participación serena en la escucha y la plegaria. No tenemos que temblar a la hora de expulsar fuera del templo, todo lo que no conduzca a esta experiencia viva, espiritual y gozosa de la Eucaristía.
La trampa consumista de los vestidos, banquetes, regalos y reportajes, ha sido y sigue siendo un gran condicionante a la hora de vivir con sentido cristiano este gran día. Por ello, os invitamos a los padres a ser valientes y sobre todo consecuentes para romper con todo este montaje, y hagamos que esta celebración de fe sirva de lección a todos, especialmente a los niños y niñas que la van a vivir.



No hay comentarios:

Publicar un comentario