El próximo domingo, sexto de Pascua, celebramos en la Iglesia española el Día del Enfermo. Hace venticinco años que se viene celebrando ininterrumpidamente este Día del Enfermo.
La Comisión de Pastoral de la Conferencia Espiscopal en el mensaje para esa Jornada nos dice: "Agradecemos al Señor los dones recibidos en estos años y el buen trabajo que, con su inspiración y ayuda, se ha realizado. Este acontecimiento nos anima a hacer llegar un mensaje de gratitud y de felicitación a todos los que han trabajado y siguen colaborando en el campo pastoral de la salud".
En muchas parroquias se prepara durante este tiempo la Unción de enfermos comunitaria. Sería conveniente potenciar la celebración de este sacramento con el fin de colocarlo en el lugar que le corresponde y poder descubrir la enorme riqueza que puede aportar al enfermo y a la comunidad parroquial. No es la "extremaunción", es la Unción de los enfermos; su verdadero objetivo es dar gracia y fortaleza a la persona que sufre a causa de su enfermedad, para que pueda vivir su situación desde la fe y con el consuelo de Dios. Por eso no se debe dejar la administración de este sacramento para los últimos momentos de la vida, sino que su celebración se debe realizar al comienzo de la enfermedad.
La Unción de enfermos comunitaria bien preparada en la parroquia nos muestra la verdadera grandeza de este sacramento y aporta una buena catequesis sobre la realidad de la enfermedad y la posibilidad de vivirla cristianamente.
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