sábado, 28 de mayo de 2011

Comuniones parroquiales 2011


Durante este mes, nuestra parroquia, como tantas otras a lo largo y ancho del mundo eclesial, se viste de fiesta ante el precioso momento de la celebración de los niños de la parroquia de su Primera Comunión. Este primer encuentro con Jesús en la Eucaristía está marcado, como muy bien sabemos, de una preparación tanto intelectual como existencial de lo que significa Cristo en la vida de estos niños, que crecerán en la fe a medida que sus familias, como la parroquia, acertemos a ofrecer a través de los catequistas el apoyo y la ayuda necesaria para continuar su formación. 

Desde aquí felicitamos a las catequistas que han dado lo mejor de sí mismas para que con la ayuda del Espíritu Santo estos niños sientan toda su vida la alegría de ser amigos de Jesús y que seguirle y creer en Él les dará una vida eterna y maravillosa.

GRACIAS a todas y todos los que hacéis posible que año tras año el mensaje y la vida de Jesucristo llegue al corazón de las nuevas generaciones y renueve en nosotros la alegría y el agradecimiento al Padre por el inmenso amor con que nos bendice.  

Celebración en San Pablo, 22 de Mayo 2011






miércoles, 25 de mayo de 2011

Peregrinación interparroquial a Medjugorje

Hace unos días que regresamos de esta peregrinación a la que fui invitado para acompañar y unirme a los peregrinos a este recóndito lugar de Bosnia-Herzegovina donde desde hace 30 años se suceden a diario apariciones de la Virgen María aun no ratificadas por la Santa Sede la cual tiene una importante comisión de estudio y seguimiento de esta peculiar situación. Tenía ganas de compartir con vosotros, lectores del Blog, algunas impresiones y curiosidades que hemos vivido los peregrinos.

Salimos once peregrinos de diferentes parroquias de Ibiza y a lo largo de la semana se fueron añadiendo desde Madrid y Barcelona otros miembros que se unieron a nuestro grupo llegando a las veinte personas.

Lupe se encargó de que estuviera todo a punto para que disfrutáramos de unos días de paz y bendición en este encuentro con María y su Hijo en Medjugorje.

Con muchos problemas por cambios de fechas, por anulación de vuelos , bajas, y alojamiento,  por fin salimos de Ibiza . Desde  Barcelona al aeropuerto de  Dubrovnik allí el autocar nos esperaba y rezando el Rosario por esa bellísima costa del Adriático pasamos por Dubrovnik hasta llegar a nuestro punto de destino: Medjugorje, con un tiempo espléndido.

Observamos en diferentes edificios las huellas de la guerra y damos gracias a la Virgen por haber protegido este lugar. Nuestro hotelito era nuevo, todavía en obras como tantos otros, pero el servicio atento y cordial. El pueblo es feo con una continua construcción sin pies ni cabeza y un horror de tienditas con todos los suvenires religiosos habidos y por haber, pegados unos a otros al estilo Lourdes o Fátima. Afortunadamente el recinto religioso se mantiene con sencillez y buen gusto y desde luego destaca esa parroquia de Santiago Apóstol, muy humilde, pero armoniosa con sus altas torres. Visitamos el resto del recinto alrededor de la Parroquia, con esos rincones de oración que nos han parecido muy acertados, las plantas y árboles sembrados han crecido y está todo muy cuidado.

A lo largo de estos días tuvimos diferentes  Encuentros:
-          Con una de las videntes: Vicka en casa de sus padres, desde la escalera exterior se dirigió a una gran cantidad de gente que en la calle y prados cercanos intentábamos escuchar y ver,  alemanes, franceses, ingleses, italianos, etc. resumiendo los mensajes de la Virgen con una sonrisa cautivadora, aparentando bastantes más años de los que tiene, pero una luz y un amor extraordinario con la gente que ella sabe que hace muchos kilómetros y esfuerzos para poder escuchar su testimonio. De repente pide que oremos y nos tiene largo tiempo en oración silenciosa sin moverse y sin movernos sin oír un rumor, nadie controló ese rato, pero no bajó de los 20 minutos,  no se movía nadie. Contentos regresamos al hotel.

-          Por la tarde rezando el rosario, subimos al Podbordo monte de las primeras apariciones, hace ya 30 años, y  nos quedamos un buen rato de oración y silencio ante la imagen de la Virgen y el Cristo en el monte. Contemplando este valle, en esta época tan hermoso.    

-          Con Sor Vicki en tres ocasiones, a la cual ya conocíamos cuando estuvo hace unos meses en Ibiza, tuvimos la oportunidad de poder contar con su testimonio de fe y sus enseñanzas, fruto de su estudio de la Sagrada Escritura y de los Santos Padres. La bondad y la belleza de su corazón sale a borbotones en estos encuentros.


-          Con Mirjana, escritora del libro: "María nos llama desde Medjugorje", traducido a más de veinticinco idiomas. Nos recibe en el jardín de su casa y nos contó parte de su vida, la vida de las gentes de este lugar y el proceso extraordinario de como este libro iba alcanzando las diferentes traducciones sin ella proponérselo. La tercera parte del libro habla precisamente de Medjugorje : Un don para el mundo

-          Con Sor Emmanuelle autora  del libro "Medjugorje, el triunfo del corazón". Nos recibe también con un numeroso grupo de italianos en los jardines de la casa de la comunidad para contarnos experiencias de diferentes personas que en su visita a Medjugorje sintieron como el Señor y la Virgen les tocaba el corazón. Sigue recopilando testimonios extraordinarios de esa acción sanadora que por intercesión y a través de la Virgen se vayan produciendo.

-          Con los jóvenes de la comunidad del Cenáculo. Dos de estos jóvenes nos ayudan a entender lo que viven ahora en esta comunidad laica fundada por Sor Elvira a la cual tratan con cariño inmenso y admiración. Nos cuentan sus historias de vidas sin sentido y como en esta comunidad  ellos han recuperado la vida, a través de la fe, la oración, la comunidad y la amistad. Insisten que no es un centro de desintoxicación sino un lugar para recuperar la vida. No utilizan ningún sustitutivo de droga alguna , solo la oración y el trabajo y la comunidad y la compañía de un compañero al que llaman ángel de la guarda que a todas horas en los primeros meses le acompañan a todas horas y todas partes.

-          Entre todo esto, no faltamos a la Misa que cada día nos han programado en la capilla o en la Parroquia .A las celebraciones parroquiales internacionales: Misa, Adoración del Santísimo o Adoración de la Cruz y la oración por los enfermos o las confesiones. Es de destacar, desde luego, la música que ayuda a crear un clima de oración tan especial que nos une a todos en ese Espíritu de unidad y paz desde la humildad y la belleza. Aprovechamos para rezar el rosario juntos en varias ocasiones y también subimos al Kricevac rezando el Via Crucis hasta esa Cruz en lo alto del monte, que los lugareños realizaron en el año 1933 celebrando los 1900 años del nacimiento de Cristo.

-          El último día nos acercamos a Tijalina, pequeña aldea, en cuya Iglesia se haya esa imagen italiana  tan popular del rostro de la Virgen María y a unas bellas cascadas cercanas que resultaron un momento de  descanso y de contemplación y oración.

Al día siguiente temprano salimos para Dubrovnik visitamos durante una hora la ciudad amurallada y camino hacia el aeropuerto dando gracias a Dios  y a la Virgen por estos días que hemos pasado juntos en convivencia y oración.

María Reina de la Paz ruega por nosotros y por el mundo entero.

Juan Souza, párroco.



sábado, 21 de mayo de 2011

Conferencia sobre el Beato Francisco Palau

Este martes, 24 de mayo, a las 21’00 horas, en el salón parroquial de Santa Cruz, tendrá lugar una conferencia sobre el Beato Francisco Palau. Desde el Obispado se ha organizado un ciclo de conferencias ya que estamos celebrando el 200 aniversario del nacimiento del Padre Palau. 

El Beato Francisco Palau, carmelita descalzo, permaneció en la Diócesis de Ibiza entre los años 1854 y 1860, entregado de lleno al apostolado y la oración, viviendo la mayor parte del tiempo en el islote de Es Vedra y predicando muchas misiones populares por los pueblos de nuestra Diócesis. Fundó dos congregaciones religiosas: las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas y de las Hermanas Carmelitas Misioneras, presentes en nuestra diócesis en la casa de espiritualidad de Cubells. 

miércoles, 18 de mayo de 2011

ABIERTO EL PLAZO DE INSCRIPCIONES PARA LA JMJ MADRID 2011


La Delegación de Juventud del Obispado de Ibiza ha abierto el plazo de inscripción para participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.

Las fichas de inscripción con los horarios y toda la información referente a la JMJ ya están a disposición de todos aquellos que quieran participar en la Delegación de Juventud del Obispado de Ibiza y en cada una de las Parroquias.

En principio está previsto salir de Ibiza el día 16 de agosto, por la mañana, en vuelo regular hacia Madrid y una vez llegados allí dirigirse a la Casa de las religiosas Oblatas del Santísimo Redentor, situada en la calle Pingüino, número 3 bajo, de Carabanchel, lugar donde se hospedarán los jóvenes de las Diócesis de Ibiza, Mallorca y Menorca.

A partir de ese martes 16 de agosto, los jóvenes de Ibiza y Formentera que participen en la JMJ se integrarán en las distintas actividades y celebraciones hasta el día 21 de agosto que se regresará a Ibiza. El precio es de 300 euros. Este precio incluye la inscripción en la JMJ, el viaje de ida y vuelta en avión, las comidas y el alojamiento en Madrid.

Para más información puedes ponerte en contacto con tu parroquia y con la Delegación de Juventud del Obispado de Ibiza a través del correo electrónico pjibiza@hotmail.com o en el teléfono 971 392 654.

miércoles, 11 de mayo de 2011

NOTICIAS DEL OBISPADO


La Catedral de Ibiza, la primera en colocar una imagen del Beato Juan Pablo II

Desde la misma tarde del pasado 1 de mayo, en el que fue beatificado Juan Pablo II, la S.I. Catedral de Ibiza tiene expuesta a la pública veneración una imagen del nuevo Beato.
Esta imagen, que ha sido adquirida en Roma, procesionó ya el primero de mayo, en la Parroquia de Santa Eulalia, donde, al concluir el rito de la beatificación en Roma, se realizó una procesión con la imagen de Juan Pablo II.
Ocurre la feliz coincidencia que hace 6 años, el 14 de mayo de 2005, el día de la ordenación episcopal del Señor Obispo y de su toma de posesión de la Diócesis de Ibiza, en su alocución al final de la Eucaristía, Mons. Vicente Juan se dirigió a Mons. Stanisław Dziwisz, secretario personal del Beato Juan Pablo II, con estas palabras: “Don Estanislao: esta Iglesia de Ibiza, con su pastor al frente desea la pronta elevación a los altares del siervo de Dios el Papa Juan Pablo II”.
Seis años después, la Catedral de Ibiza se convierte en la primera en colocar una imagen de Juan Pablo II para que pueda ser venerada por los fieles. Está previsto que, coincidiendo con los días en las Diócesis de la Jornada Mundial de la Juventud, de la cual ha sido nombrado patrono Juan Pablo II, la imagen del Beato sea llevada en procesión por los jóvenes que participen en estos días en Ibiza.

lunes, 9 de mayo de 2011

sábado, 7 de mayo de 2011

viernes, 6 de mayo de 2011

ARTÍCULO SR. OBISPO




El privilegio de servirle
Algunos recuerdos personales de Juan Pablo II

Los cristianos experimentamos en nuestra vida un continuo recibir dones por parte de Dios. De esa manera, Él, como Padre providente nos va ayudando en nuestro existir. Ello nos llena de gratitud por el pasado, de gozo en el presente y de esperanza de cara al futuro. Una revisión seria de la existencia de cada uno sirve para confirmar esa verdad. Al hacer yo esa revisión me llena de gratitud uno de los grandes dones que Dios me ha concedido, don que considero un verdadero privilegio y ese es el de haber trabajado y servido durante casi once años (desde el 5 de julio de 1994 hasta el 21 de enero de 2005) al Papa Juan Pablo II como jefe de la Sección de lengua española de la Secretaría de Estado.
Mi servicio me permitió tratarle, conocerle, aprender mucho y madurar en mi fe como cristiano y como pastor, primero sacerdote y después Obispo. De Juan Pablo II recibí una muestra de estima que valoro mucho y que no podía ni tan siquiera imaginar. Fue así: el 3 de mayo del año 2003, con ocasión de su quinto y último viaje a España el Papa recibió en la Nunciatura de Madrid, antes de ir al encuentro con los jóvenes al aeródromo de Cuatro Vientos, a la Familia Real, después al Presidente del Gobierno, que entonces era Jose María Aznar, con sus acompañantes y después -todo un detalle- a mí y a mi familia: a mi madre, a mis hermanos y cuñadas y a mis sobrinos. De aquella memorable audiencia conservo algunas fotografías y un video; en una de esas fotografías el Papa, anciano y cansado, tiene apoyada su mano derecha sobre el hombro izquierdo de mi madre; en ese momento con su voz, débil pero cariñosa le dice a mi madre: "Gracias por su hijo". A mí esa frase de reconocimiento me llenó de satisfacción y a mi madre la recompensó con creces de todos los sacrificios derivados de la separación física que produjo mi servicio a la Santa Sede -estuve años en Costa Rica, Marruecos, Mozambique, y después Roma, sin olvidar que esa lejanía me impidió incluso estar presente en el entierro de mi padre. Cuando contemplo esa fotografía y viene espontáneamente a mi memoria la frase del Papa no puedo por menos que sentir una íntima y fuerte emoción y una gratitud grande a quien la dijo y cuando y como la dijo.
La cercanía -no sólo física, derivada del hecho de que el despacho en el que trabajé estaba en el mismo piso y a pocos metros del apartamento pontificio, en la "terza loggia" del Palazzo Apostólico-, me permitió tratarlo con relativa frecuencia y poder ver cómo en él, en Juan Pablo II, se cumple una hermosa promesa que Dios hizo a su pueblo y que recoge el Profeta Jeremías: "Os daré pastores según mi corazón" (Jer 3,15,). Con su vivir y su obrar entra en esa larga, larguísima cadena de hombres que desde los primeros tiempos de la historia de la Iglesia han oído la llamada del Buen Pastor y se han puesto, como él, a apacentar al rebaño de los fieles con esa nota distintiva "según mi corazón".
Los Evangelios nos presentan una imagen de Jesucristo como el orante continuo que después de la oración –a veces noches enteras- pasa a la acción y no al revés, o sea un activista que se sostenía con la oración. Jesucristo después de la oración  anuncia el Reino de Dios, llama a los apóstoles, cura enfermos, alimenta a los hambrientos, consuela a los tristes, etc., en definitiva, pasa haciendo el bien. Y esa es la imagen que tengo de Juan Pablo II: un gran orante que después pasa a una acción a favor de la Iglesia y de la humanidad entera. Oí decir que en Cracovia tenía una mesa en la capilla y allí, en oración resolvía los asuntos de la diócesis que tenía encomendada en unos tiempos que no fueron nada fáciles. En Roma pude ver como el rosario era un instrumento que casi continuamente corría por sus dedos. Su concentración en las horas que pasaba en la capilla, su fidelidad al rezo del Vía Crucis, a la Liturgia de las horas era extraordinaria, hasta el punto que tras ser intervenido quirúrgicamente después del atentado del 13 de mayo de 1981, al despertar de la anestesia, entre las primeras palabras que dirigió a Mons. Stanisław Dziwisz fueron: “Ayer no recitamos las completas”. Toda un ejemplo para los que queremos seguir e imitar a Jesús, especialmente los sacerdotes, de ser orantes para poder después actuar de cara a las exigencias del Reino de Dios.
La primera vez que vi –en esa ocasión fue desde lejos- a Juan Pablo II fue en Valencia el 8 de noviembre de 1982. En aquella celebración en la que el Papa ordenó a 149 sacerdotes de toda España, entre ellos a algunos de mi curso, pronunció una homilía que 29 años después conserva toda su actualidad y sobre cuyo contenido he pensado mucho en estos años. En concreto, un párrafo de esa homilía en la que dirigiéndose a los sacerdotes nos decía: “vuestros propios fieles os quieren sacerdotes de cuerpo entero: liturgos, maestros, pastores, sin dejar por ello de ser, como Cristo, hermanos y amigos” Me llamó poderosamente la atención y desde entonces he procurado vivir mi sacerdocio desde esa perspectiva y el ejemplo para ello ha sido, en mi caso, Juan Pablo II.
Sacerdote de cuerpo entero, liturgo, es decir, ministro de la celebración. He asistido a muchas liturgias presididas por Juan Pablo II: ninguna ha sido una repetición mecánica o rutinaria sino que en cada una he percibido la devoción y concentración con la que celebraba los santos misterios, elevaba su oración y observaba fielmente las prescripciones del ritual. En algunas ocasiones acompañé a grupos de sacerdotes de Valencia a concelebrar con el Papa en su capilla privada. Todos salían impresionados de lo que allí habían experimentado: cuando entrábamos en la capilla Juan Pablo II estaba ya arrodillado en su reclinatorio, preparándose para la Misa después de haber recitado el breviario; tras revestirse con los ornamentos comenzaba la celebración sin prisa, pronunciado cada palabra con un énfasis tan especial que dejaba huella en quienes la escuchábamos; la plegaria eucarística y especialmente la consagración eran momentos de una intensidad espiritual extraordinaria y ejemplar para los que asistíamos; su recogimiento tras la comunión encomiable. Al finalizar la Misa nos saludaba a todos y entregaba un rosario como ayuda para nuestra vida. Cada celebración era una enseñanza única e irrepetible.
Sacerdote de cuerpo entero, maestro. No le oí decir nunca una palabra estéril ni una palabra superflua o que no enseñara algo, incluso si en un ambiente coloquial bromeaba. El maestro enseña algo verdadero y de forma que ello sirva a quienes le escuchan. Imposible trazar aquí todo su perfil de maestro, Valga una anécdota del viaje a Cuba en 1998, en Camagüey en una celebración especialmente dirigida a los jóvenes. Al final de su homilía, retomando la frase de Jesús en el relato evangélico de su encuentro con el joven rico donde se dice que Jesús lo miró y lo amó (Cf. Mc 10, 21), el Papa dijo: “lo guardó y lo amó”; yo pensé que se había confundido, porque en italiano mirar se dice “guardare” y, como responsable de sus expresiones en lengua española me puse nervioso, y pensando en un posible error mío al escribir; desde mi sitio lo corregí diciéndole: “Santo Padre, lo guardó no, lo miró”· Y el repitió: “Lo guardó, lo hizo suyo”. Sabía lo que quería decir.
Sacerdote de cuerpo entero, pastor. Para un sacerdote y para un obispo el modelo de su ser pastor es el Buen Pastor, cuya imagen Jesucristo ha encarnado y ha descrito en el Evangelio. Un pastor esta siempre, incluso cuando no se ve, pendiente de su rebaño. Juan Pablo II puede decir, como San Pablo, “de muy buena gana gastaré yo de lo mío, y me desgastaré a mí mismo por vuestras almas (2 Cor 12,15). Sus viajes, incluso cuando las fuerzas físicas ya le faltaban, sus horas de trabajo, las audiencias, reuniones, encuentros…muestran una entrega y una preocupación modélica por el pueblo de Dios. A este respecto me impresionaba un hecho que por años contemplé casi cada día. Por la mañana, Juan Pablo II, antes de empezar a trabajar y recibir en su despacho, solía dedicar una media hora a pasear solo por la terraza del Apartamento pontificio. Desde la ventana de mi despacho, y también de otros de la Secretaría de Estado, se podía ver al Papa, cubierto con un manteo negro y, si era invierno, cubierto con una gorra. Paseaba, pensaba, reflexionaba… y antes de retirarse se acercaba al muro de la terraza, miraba hacia la Plaza de San Pedro y allí, de forma discreta y sin solemnidad bendecía a la gente que en ese momento atravesaba la Plaza… sin saberlo esos peregrinos y viandantes eran bendecidos por el Papa, siempre atento y cercano a todos, como corresponde a un buen pastor. En otra ocasión, llegando a la Basílica de San Pedro para celebrar la Misa solemne de la entrega de anillo a los nuevos cardenales -entre ellos el Cardenal Ricardo María Carles- el secretario Mons. Vicente Thou, vietnamita, se apresuró a cerrar la puerta del coche y le pilló el dedo índice de la mano derecha. Podemos imaginar el sufrimiento que eso puede suponer. Él, doliente, no se echó atrás y se dirigió a celebrar la Misa, que hubo de ser interrumpida en el ofertorio para curarle la herida que no dejaba de sangrar. Al día siguiente fui llamado a su despacho para recibir unas indicaciones y, al besarle la mano, me di cuenta del vendaje que llevaba y le dije: “Santo Padre, lamento lo que le sucedió ayer”; a ello me respondió como si no tuviera importancia: “Nada, un sacrificio más que ofrecer por las familias en el Año de la Familia”. Era el año 1994, que la ONU había declarado Año internacional de la Familia.
Sacerdote de cuerpo entero, como Cristo, hermano y amigo. Los evangelios nos dicen que Jesús no rechazaba a nadie, se acercaba a todos y para todos tenía siempre una palabra de consuelo, un gesto de ayuda, un alivio en el sufrimiento, una indicación para ir adelante. Y así era en cada encuentro con Juan Pablo II, sea en los hospitales, en las cárceles, en los palacios de los responsables políticos, en los encuentros con multitudes o en los encuentros privados: nadie lo pudo sentir como un personaje extraño y lejano, sino sencillamente, como hermano y amigo. A este respecto recuerdo con viva emoción un de mis primeras audiencias con él para presentarle a mi madre. Hacía pocos meses que mi padre había muerto y mi madre iba de riguroso luto, Al presentársela le dije: “Santo Padre, ésta es mi madre”, y él, en italiano me dijo: “¡Oh, la mamma, y ¿dónde está el papá?”. Yo le respondí: “ha muerto hace unos meses”. Y él, cercano y solidario, hombre de fe y de caridad dijo: “Entonces recemos un responso por él” y empezó a recitar en latín el “Réquiem”. ¡No puede haber un gesto de cercanía más viva y cariñosa!
Fue un Papa amado: un hombre valiente en la época de los grandes miedos; un defensor de la paz ante las amenazas de la guerra; un decidido defensor de la vida y de la familia ante los ataques que se presentan como equivocada expresión de progreso; un decidido amigo de los jóvenes, a los que calificó de futuro de la Iglesia y de la sociedad. Fue un personaje valiente y seguro, incluso en la enfermedad y la cercanía de la muerte. Todo ello hizo que, espontáneamente y sin programarlo, las masas que asistimos a su funeral no pudiéramos por menos que exclamar cuando su cadáver era retirado hacia la sepultura: “Santo súbito, Santo enseguida”. Éramos conscientes de su santidad: un regalo de Dios al mundo.
La cristiandad  creo que sigue experimentando su presencia, su ayuda y su valiosa intercesión. Como bien dijo el entonces Cardenal Joseph Ratzinger en la misa exequias el 8 de abril de 2005; “Ninguno de nosotros podrá olvidar como en el último domingo de Pascua de su vida, el Santo Padre, marcado por el sufrimiento, se asomó una vez más a la ventana del Palacio Apostólico Vaticano y dio la bendición "Urbi et Orbi" por última vez. Podemos estar seguros de que nuestro amado Papa está ahora en la ventana de la casa del Padre, nos ve y nos bendice. Sí, bendíganos, Santo Padre. Confiamos tu querida alma a la Madre de Dios, tu Madre, que te ha guiado cada día y te guiará ahora a la gloria eterna de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. Amén”
Al pensar en todo esto, no puedo sino decir: ¡Bendito sea Dios, que ha cumplido su promesa dándonos un sacerdote, un gran sacerdote, según su corazón en la persona primero de Karol Wojtila y después Juan Pablo II! ¡Bendito Benedicto XVI, gran colaborador y conocedor de Juan Pablo II, ahora su sucesor, que con la beatificación que ha decretado nos lo pone como figura a quien imitar, como maestro del cual aprender, como intercesor ante el trono del Padre celestial! ¡Bendito beato Juan Pablo II por lo que has hecho y seguirás haciendo por la Iglesia y la humanidad! Conocerte y servirte ha sido un verdadero privilegio.

+Vicente JUAN SEGURA
Obispo de Ibiza