Dos religiosos se han hecho cargo de la parroquia de San Rafael y ahí han establecido su comunidad. Se trata del Padre José Hayes y del Hermano Alberto Alemán. Pertenecen al IVE (Instituto del Verbo Encarnado), rama masculina de la Familia del Verbo Encarnado. La rama femenina de esta Congregación (Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará) se encuentra en Formentera desde el año 2010. También existe una Tercera Orden Secular.
El Instituto del Verbo Encarnado, es un instituto clerical, sin excluir la posibilidad de que se integren armoniosamente religiosos que no sean sacerdotes, cuyos miembros aspiran a consagrarse a Dios por la profesión de los consejos evangélicos, emitiendo votos públicos, viviendo una vida fraterna en común, con el apartamiento propio de los religiosos, de modo tal que puedan tender a la perfección de su estado.
CARISMA
Por el carisma propio del Instituto, todos sus miembros deben trabajar, en suma docilidad al Espíritu Santo y dentro de la impronta de María, a fin de enseñorear para Jesucristo todo lo auténticamente humano, en las situaciones más difíciles y en las condiciones más adversas.
Es decir, es la gracia de saber cómo obrar, en concreto, para prolongar a Cristo en las familias, en la educación, en los medios de comunicación, en los hombres de pensamiento y en toda legítima manifestación de la vida del hombre.
Es el don de hacer que cada hombre sea, “como una nueva Encarnación del Verbo”, siendo esencialmente misioneros y marianos.
Por eso, la misión, recibida del fundador y sancionada por la Iglesia, es llevar a plenitud las consecuencias de la Encarnación del Verbo, que es el 'compendio y raíz de todos los bienes', en especial al amplio mundo de la cultura, o sea a la 'manifestación del hombre como persona, comunidad, pueblo y nación.
Consideramos que algunos de los medios más importantes para alcanzar el fin establecido es trabajar sobre los puntos de inflexión de la cultura, a saber: las familias, la educación – en especial la seminarística, la universitaria y la terciaria -, los medios de comunicación social y los hombres de pensamiento o “intelectuales”.
Es decir, es la gracia de saber cómo obrar, en concreto, para prolongar a Cristo en las familias, en la educación, en los medios de comunicación, en los hombres de pensamiento y en toda legítima manifestación de la vida del hombre.
Es el don de hacer que cada hombre sea, “como una nueva Encarnación del Verbo”, siendo esencialmente misioneros y marianos.
Por eso, la misión, recibida del fundador y sancionada por la Iglesia, es llevar a plenitud las consecuencias de la Encarnación del Verbo, que es el 'compendio y raíz de todos los bienes', en especial al amplio mundo de la cultura, o sea a la 'manifestación del hombre como persona, comunidad, pueblo y nación.
Consideramos que algunos de los medios más importantes para alcanzar el fin establecido es trabajar sobre los puntos de inflexión de la cultura, a saber: las familias, la educación – en especial la seminarística, la universitaria y la terciaria -, los medios de comunicación social y los hombres de pensamiento o “intelectuales”.
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