Un año más, con las primeras horas de la noche de Nochebuena, entraremos en la celebración de la Navidad. Es una noche de felicidad y yo quisiera aprovechar este medio para entrar en cada uno de los hogares de Ibiza y Formentera y expresaros a todos mis mejores deseos en unas fechas tan señaladas.
En la fiesta de la Navidad, los cristianos percibimos el gran amor que Dios muestra al hacerse un hombre como nosotros. Pero percibimos su grandeza dentro de la pobreza, pues Jesús merecía una cuna mejor y no tuvo otro lugar para nacer que un pesebre, el lugar donde comían los animales en una cueva de pastores. Hay ahí toda una enseñanza: Jesús se quiere presentar como un alimento, algo que da fuerza y vitalidad, algo que es necesario para vivir. Con su nacimiento en Belén Jesús, pues, nos anticipa que va a crear un mundo nuevo y mejor, que se entregará totalmente a ello, que será alimento y fuerza para que podamos llegar ahí también nosotros. ¡Que maravilla, pues, sale del nacimiento de Jesús!
En este año 2012 que estamos a punto de concluir, Jesús quiere nacer en nuestro corazón, en el tuyo y en el mío. Hoy Jesús vuelve a llamar a la puerta, pero esta vez es nuestra puerta. ¡Ojala cada uno de nosotros tengamos el corazón bien dispuesto para que Dios pueda nacer en él!
¡Que la fiesta, el ruido, los regalos y los dulces no nos hagan perder de vista lo fundamental de la Navidad!: Dios ha nacido en medio de nosotros, para estar con nosotros. Nos ama y quiere que le amemos también nosotros.
Queridos amigos y hermanos que a lo largo de todo el 2013 que estamos apunto de estrenar anunciemos a Dios con nuestras obras y con nuestra vida, que no nos cansemos de proclamarle en voz alta, sin miedo, allí donde estemos. ¡Que se note que estamos viviendo el Año de la Fe!, el año que nos llama a profundizar en la fe y a transmitirla a los demás.
Navidad es el encuentro de lo divino con lo humano y lo humano con lo divino en la persona de Jesús, que es Dios y hombre a la vez. Navidad es una gran fiesta para todo el pueblo cristiano, que se note en nuestros rostros, en nuestras casas y en nuestras calles, pero sobretodo que se note en nuestro modo de obrar.
En esta ocasión quisiera dirigirme de un modo especial a los más pequeños de entre nosotros, a los niños. La Navidad, queridos amigos, es la fiesta de un niño, de un recién nacido, por eso es vuestra fiesta. En estos días pasados he tenido la gran suerte de encontrarme con muchos niños en algunos colegios para bendecir la figurita del Niño Jesús que luego habéis colocado en el belén de vuestra casa. Cada Navidad, la Iglesia celebra año tras año el Nacimiento de Nuestro Señor en Belén.
Los niños, queridos amigos, sois la alegría de vuestras casas y de vuestros padres, y también sois la alegría y la esperanza de la Iglesia y de la sociedad. Pero en nuestros tiempo muchos niños, por desgracia, sufren o son amenazados en distintas partes del mundo: padecen hambre y miseria, mueren a causa de enfermedades y de la desnutrición, perecen víctimas de la guerra, algunos son abandonados por sus padres y condenados a vivir sin hogar, privados del calor de una familia propia; otros soportan muchas formas de violencia por parte de los adultos. Nosotros no podemos permanecer indiferentes ante el sufrimiento. Es verdad que a lo mejor no tenemos capacidad para solucionar grandes conflictos, o para mediar en las guerras, pero si contribuimos con nuestro granito de arena, si tratamos de obedecer a nuestros padres, de ser generosos, de perdonar a todos y de querer y ayudar a todos los que nos rodean, estaremos contribuyendo a hacer un mundo más humano y mejor. Ese es el otro gran mensaje que nace del portal de Belén: el amor de Dios que se revele en el Niño del portal, nos debe mover a nosotros a tratar a todas las personas con más amor y respeto.
No quiero concluir sin tener un especial recuerdo para aquellos que, entre nosotros, se encuentran en el hospital o en la cárcel en estos días, para aquellos que están sufriendo de modo especial las consecuencias de la crisis y del paro. No estáis solos, las manos de toda la Iglesia están abiertas para acogeros y consolaros. Que el Niño Dios que nace en Belén llene vuestro corazón de alegría y paz y os haga salir adelante con la ayuda de todos los que tenéis alrededor.
¡Feliz Navidad a todos y próspero año 2013! ¡Molts anys i bons en salut alegría i gracia de Dèu!
+ Vicente Juan Segura,
Obispo de Ibiza