Hemos peregrinado ocho jóvenes de la diócesis, de entre 16 y 23 años, a Israel para acompañar al Santo Padre en su visita y para asistir al encuentro con el iniciador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, que recientemente ha recibido el premio “Cum Honoris” por la defensa de la familia entregado por la Santa Sede.Esta peregrinación ha durado una semana, del 8 al 17 de Mayo. Una semana donde hemos podido experimentar el poder de Dios y el amor que nos tiene a cada uno de nosotros. Nos hospedamos en un hotel en Tiberias y nuestro grupo estaba formado por cuatro autobuses: dos de Valencia, uno de Murcia y el nuestro, un popurrí (de Ibiza, de Mallorca y de Valencia).
El primer dia llegamos a las 21h. al hotel y de camino allí, nos fuimos presentando uno a uno en el bus.
Es un país difícil, donde la comida es muy diferente de aquí, las mujeres están infravaloradas, un 80% musulmán y dividido por la guerra pero El Señor nos ha acompañado todo el viaje, hemos rezado laúdes, vísperas, rosarios y hemos celebrado eucaristías.
El segundo día nos despertamos a las 7h. y nos fuimos al Monte de las Bienaventuranzas, donde celebramos una Eucaristía, con un mensaje de humildad y de amor entre los hermanos, aunque sea solo con los gestos. Más tarde estuvimos en el “primado de Pedro”, donde Jesús resucitado encomienda a Pedro a ser pastor de sus ovejas, y en Korazín, ciudad en ruinas. Finalmente, llegamos a La Domus Galileae donde nos reciben los seminaristas con cantos y un refresco. Impresionante y maravilloso.
El tercer día nos levantamos a las 5:30 de la mañana para ir a Jerusalén, visitar Getsemaní, Manré, en una Domus de seminaristas donde el “guía” nos invita a dejar “nuestro burro” para poder seguir la Voluntad de Dios. Después de esto, hicimos la Vía Dolorosa, con 14 estaciones y llegamos al Santo Sepulcro.
En el cuarto día de viaje, cruzamos en una barca el Mar de Galilea. Una experiencia muy gratificante porque tuvimos una bonita catequesis a bordo sobre las situaciones turbulentas de nuestra vida en las que hay que apoyarse en Dios y tener Fe. También cantamos y bailamos cantos del Camino, haciendo que la tripulación se animase y emocionase. Después de comer en un restaurante, fuimos a Cafarnaum y vimos la casa de Pedro. Pero ahí no acabó el día, por la tarde nos fuimos a Tarshiha, donde una comunidad de cristianos del Camino Neocatecumenal nos recibieron muy contentos y alegres. Fue muy chocante y acogedor, realmente emocionante. Rezamos unas vísperas, con salmos, cantos, el Evangelio y experiencias, todo en árabe y español. Todas las experiencias coincidían en algo: “Ha valido la pena” y “Cristo ha resucitado”. Al acabar, nos invitaron a un ágape con verdadera comida árabe.
El quinto día fue un poco agotador. Subimos a pie el Monte Tabor, tres kms con gran pendiente y altas temperaturas, e hicimos una Eucaristía allí. Al bajar, fuimos a Nazaret para entrar en la Anunciación pero estaba cerrada por seguridad (al día siguiente era la visita del Papa) así que fuimos a Caná, donde Jesús realizó el milagro del vino, convirtió el agua en vino porque se habia acabado en la boda a la que asistían él y su madre. Este vino es símbolo de la alegría, Jesús nos da la alegría cuando ya no nos quedan ánimos.
El sexto día fue la Misa con el Santo Padre en Nazaret, en el Monte del Precipicio, lugar por donde dice la Escritura que los vecinos de Nazaret quisieron empujar a Jesús por considerarlo un farsante. Nos levantamos a las 4h de la mañana y, después de pasar numerosos controles de seguridad, llegamos a a las 8h al lugar de la Misa. El sermón del Papa se centró sobretodo en la Familia y en la unidad, mostrando a María, José y Jesús como modelo de vida. No pudimos comulgar pero fue una gran celebración. La organización para la salida fue desastrosa: agobios, empujones…Cuando por fin llegamos al hotel, comimos de picnic y algunos pudieron echar una siesta y otros bañarse hasta a las 19h. cuando rezamos unas vísperas en la terraza el hotel, con varios espectadores extranjeros.
Al séptimo dia volvimos a intentar entrar en la Anunciación y lo conseguimos. Una Iglesia preciosa. Fuimos al río Jordan a comer y nos dirigimos al Encuentro con Kiko en la Domus. Hacia mucho calor pero pusieron una manguera para mojarnos. Kiko nos animó a evangelizar a las naciones. Proclamó un Kerigma maravilloso y con fuerza basándose en la epístola a los efesios, donde nos invitaba a acoger al otro, una palabra para continuar adelante a pesar de nuestros pecados. En la homilía del presidente nos acogía en su tierra y nos mostró su apoyo. El Padre Mario nos invitó al presbiterado. Las vocaciones, como en otras ocasiones, fueron muy emocionantes: se levantaron 400 chicos para presbíteros (¡un chico de siete años entre ellos!) y 200 chicas. Al salir del encuentro, con mucha organización y sin empujones, llegamos al bus que nos llevó a cenar a un restaurante. De camino, hicimos algunas experiencias del viaje. Al terminar de cenar, fuimos directamente al aeropuerto y también hicimos experiencias durante el trayecto. Ya en el aeropuerto a las 2h de la mañana, empezamos las largas colas y chequeos.
Al llegar el sábado 16 de Mayo al aeropuerto de Valencia a las 9:30 (aprox.), nos recibió el Sr. Arzobispo de Valencia, D. Carlos Osoro. Cantamos el canto del Camino “Id y anunciad a mis hermanos” y “El cumpleaños feliz” porque era su 64 cumpleaños.
Ha sido una experiencia realmente enriquecedora y hemos vuelto con ganas de repetir la peregrinación donde hemos vivido un clima de convivencia con los demás, conocidos y desconocidos, y volvemos con mucha alegría y agradecimiento.
El tercer día nos levantamos a las 5:30 de la mañana para ir a Jerusalén, visitar Getsemaní, Manré, en una Domus de seminaristas donde el “guía” nos invita a dejar “nuestro burro” para poder seguir la Voluntad de Dios. Después de esto, hicimos la Vía Dolorosa, con 14 estaciones y llegamos al Santo Sepulcro.
En el cuarto día de viaje, cruzamos en una barca el Mar de Galilea. Una experiencia muy gratificante porque tuvimos una bonita catequesis a bordo sobre las situaciones turbulentas de nuestra vida en las que hay que apoyarse en Dios y tener Fe. También cantamos y bailamos cantos del Camino, haciendo que la tripulación se animase y emocionase. Después de comer en un restaurante, fuimos a Cafarnaum y vimos la casa de Pedro. Pero ahí no acabó el día, por la tarde nos fuimos a Tarshiha, donde una comunidad de cristianos del Camino Neocatecumenal nos recibieron muy contentos y alegres. Fue muy chocante y acogedor, realmente emocionante. Rezamos unas vísperas, con salmos, cantos, el Evangelio y experiencias, todo en árabe y español. Todas las experiencias coincidían en algo: “Ha valido la pena” y “Cristo ha resucitado”. Al acabar, nos invitaron a un ágape con verdadera comida árabe.
El quinto día fue un poco agotador. Subimos a pie el Monte Tabor, tres kms con gran pendiente y altas temperaturas, e hicimos una Eucaristía allí. Al bajar, fuimos a Nazaret para entrar en la Anunciación pero estaba cerrada por seguridad (al día siguiente era la visita del Papa) así que fuimos a Caná, donde Jesús realizó el milagro del vino, convirtió el agua en vino porque se habia acabado en la boda a la que asistían él y su madre. Este vino es símbolo de la alegría, Jesús nos da la alegría cuando ya no nos quedan ánimos.
El sexto día fue la Misa con el Santo Padre en Nazaret, en el Monte del Precipicio, lugar por donde dice la Escritura que los vecinos de Nazaret quisieron empujar a Jesús por considerarlo un farsante. Nos levantamos a las 4h de la mañana y, después de pasar numerosos controles de seguridad, llegamos a a las 8h al lugar de la Misa. El sermón del Papa se centró sobretodo en la Familia y en la unidad, mostrando a María, José y Jesús como modelo de vida. No pudimos comulgar pero fue una gran celebración. La organización para la salida fue desastrosa: agobios, empujones…Cuando por fin llegamos al hotel, comimos de picnic y algunos pudieron echar una siesta y otros bañarse hasta a las 19h. cuando rezamos unas vísperas en la terraza el hotel, con varios espectadores extranjeros.
Al séptimo dia volvimos a intentar entrar en la Anunciación y lo conseguimos. Una Iglesia preciosa. Fuimos al río Jordan a comer y nos dirigimos al Encuentro con Kiko en la Domus. Hacia mucho calor pero pusieron una manguera para mojarnos. Kiko nos animó a evangelizar a las naciones. Proclamó un Kerigma maravilloso y con fuerza basándose en la epístola a los efesios, donde nos invitaba a acoger al otro, una palabra para continuar adelante a pesar de nuestros pecados. En la homilía del presidente nos acogía en su tierra y nos mostró su apoyo. El Padre Mario nos invitó al presbiterado. Las vocaciones, como en otras ocasiones, fueron muy emocionantes: se levantaron 400 chicos para presbíteros (¡un chico de siete años entre ellos!) y 200 chicas. Al salir del encuentro, con mucha organización y sin empujones, llegamos al bus que nos llevó a cenar a un restaurante. De camino, hicimos algunas experiencias del viaje. Al terminar de cenar, fuimos directamente al aeropuerto y también hicimos experiencias durante el trayecto. Ya en el aeropuerto a las 2h de la mañana, empezamos las largas colas y chequeos.
Al llegar el sábado 16 de Mayo al aeropuerto de Valencia a las 9:30 (aprox.), nos recibió el Sr. Arzobispo de Valencia, D. Carlos Osoro. Cantamos el canto del Camino “Id y anunciad a mis hermanos” y “El cumpleaños feliz” porque era su 64 cumpleaños.
Ha sido una experiencia realmente enriquecedora y hemos vuelto con ganas de repetir la peregrinación donde hemos vivido un clima de convivencia con los demás, conocidos y desconocidos, y volvemos con mucha alegría y agradecimiento.
Felicidades a los chicos d la parroquia que habeís acompañado al Santo Padre en este viaje. Es grato escuchar vuestra experiencia de comunión con los otros jóvenes de otras parroquias y de Valencia.Todo un testimonio de unidad y comunión, esparamos que los frutos que habeís recibido en esta peregrinación redunden en alabanza y que participemos de los dones del Espiritu Santo en nuestra parroquia.Enhorabuena.
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