Tal y como nos propusieron los
iniciadores del camino Neocatecumenal, hemos comenzado en Ibiza la Gran Misión
en las Plazas.
En nuestra parroquia estamos en
estos momentos tres comunidades, con noventa
hermanos que realizan este itinerario de fe.
Con miedo, pero con mayor
ilusión, hemos salido los dos primeros domingos de los cinco que tenemos
programados.
Esta misión, en la que
participamos, ha sido una verdadera visita del Señor a nuestra parroquia, el
primer fruto lo hemos recibido nosotros mismos, ha sido fantástica la acogida
por parte de los hermanos de las comunidades, que son los primeros que han
escuchado y acogido la predicación, han participado con alegría en todo lo que
ha sido necesario para poner en marcha esta misión y han mostrado
agradecimiento sincero por poder volver a escuchar las catequesis, con un
espíritu nuevo, que un día trasformaron tan radicalmente su vida.
Hemos salido dos domingos
seguidos a un parque que está cercano a
nuestra parroquia, se llama Cas Serres y está en la periferia de la ciudad de
Ibiza. Es una zona difícil, donde se encuentra asentadas muchas familias
gitanas, existe una iglesia evangélica y en general podemos definirla como de
alejada de la Iglesia Católica.
Cada día hemos rezado los laudes,
cantados por los jóvenes, y presididos por nuestro Párroco, se ha bailado y
cantado mostrando la alegría propia de este tiempo pascual, y hemos anunciado a
Jesucristo, con unos altavoces que prácticamente llevaban el sonido a todo el
barrio.
Impresionaba ver a los jóvenes
cantar y dar su experiencia, chavales de quince a veintitrés años testimoniando
su fe en Jesucristo en medio de las gentes, era todo un espectáculo para el
mundo, sin duda.
La acogida de las personas del
barrio, muy variada. Unos mostraban su indiferencia al acontecimiento que tenía
lugar delante de ellos. Algunos, pocos,
pasaban de largo mirándonos con cara de pocos amigos, otros, menos aun,
hacían algún comentario en tono hiriente, lo suficientemente alto para que lo
escuchásemos, otros se paraban y escuchaban desde lejos, y algunos se quedaban
junto a nosotros escuchando la catequesis sentados entre nuestros jóvenes. Lo
que más llamaba la atención en este aspecto era la cantidad de gente que escuchaba
desde dentro de sus casas, se les veía en las ventanas, en los balcones,
echando fotos o grabándonos en video. Era realmente algo que impresionaba, ser
conscientes de que la palabra de Jesucristo entraba en los hogares de cientos
de personas, que no se hubieran acercado a la parroquia, y estaban pendientes
de una palabra para su vida, nunca sabremos los frutos de esta misión, pero
Jesucristo, sin duda alguna se ha alojado en esta Pascua en casa de muchos
zaqueos, ha entrado en muchos hogares llenos de sufrimientos, de esclavitudes,
de miserias y les ha dado una palabra de consuelo.
Con aquellos que se unían a
nosotros a escuchar, unas diez personas, entablábamos un diálogo serio,
profundo, alguno estaba sin bautizar, otro era de la iglesia evangélica, otro
contaba su sufrimiento al ser abandonado por su esposa, y que no entendía su vida, todos se quedaron
y escucharon la catequesis y nos expresaron su gratitud por la Palabra recibida
y su deseo de continuar los domingos que quedan, habían sido tocados por el
Señor.
Somos conscientes de que estamos
viviendo un momento muy especial del Señor, que este paso no es ajeno a
nosotros, que el Señor nos habla a través de todos estos acontecimientos y que
el Espíritu Santo está gestando en su iglesia vino nuevo en odres nuevos.
Hemos comenzado, nada más, lo que
el Señor nos depara está por llegar, pero vivimos expectantes, pendientes de lo
que el Señor tiene guardado en la manga, pues nunca deja de sorprendernos.
También en las Islas Lejanas se
escucha la Palabra de Dios y el Señor nos permite participar en esta Gracia.
Bendito sea el nombre de Dios. La paz a todos.
Paco Cabrera, catequista de la
Parroquia de San Pablo de Ibiza.