1.- Comenzar invocando al Espíritu Santo.
2.- Leer el texto lentamente y con atención.
3.- Hacer un momento de silencio interior, recordando lo que se ha leído.
4.- Ver en profundidad el sentido de cada frase.
5.- Rumiar la Palabra, actualizarla y relacionarla con la vida.
6.- Ampliar la visión, relacionando el texto leído con otros pasajes de la Biblia.
7.- Volver a leer, rezando el texto y respondiendo a Dios.
8.- Formular un compromiso de vida.
9.- Rezar un salmo apropiado.
10.- Como resumen, elegir una frase para memorizar.
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